“Nuestra meta estaba muy lejana, se podía ver con claridad”, reflexionaba Bertolt Brecht. Sus palabras evocan un pasado en el que el grado de incertidumbre sobre el futuro, lo situaba lejano pero nítido. A diferencia de esos tiempos pasados cuando el futuro era predecible, la complejidad del mundo actual es excepcional, o al menos, eso nos parece.

Los acelerados cambios tecnológicos, políticos, económicos y ambientales están alterando drásticamente el panorama global. Manejar el corto y largo plazo se vuelve clave ante esta complejidad.

En el ámbito de la consultoría en el que trabajamos, la planificación o los planes maestros que le dan nombre, deben ser capaces de trazar un mapa cognitivo que imagine el futuro deseable y a la vez, responda a las problemáticas inmediatas.

Combinar utopía y gestión de forma sinérgica, requiere más que nunca un conocimiento amplio del mundo y sus mutaciones.  Estar a la vanguardia en el uso de tecnologías como la inteligencia artificial y el big data para modelar escenarios futuros en un entorno de incertidumbre resultará clave. La evolución y manejo de viejos conocidos como el cambio climático, potenciales pandemias, crisis económicas, reducción del mundo industrial, o la gestión de la escasez del trabajo son otras piezas del puzle global.

El futuro no llegará solo. Debemos trazar el mapa con los mejores instrumentos disponibles, teniendo muy claro aquello de «el futuro no es lo que solía ser».